En el fútbol, aunque se compita y se juegue muy bien, a veces no alcanza para ganar. Y la mejor prueba se dió en el Ramón de Carranza, en un partido en el que el conjunto oviedista tuvo que tirar de casta para competir cincuenta minutos con un hombre menos, y aún así adelantarse en el marcador, pero marchándose finalmente de vacío.
Apostó Anquela por el mismo once que en la pasada jornada, y el Cádiz salió fuerte los primeros minutos, poniendo a prueba a Alfonso que con una gran estirada envió a córner el primer remate del conjunto gaditano. Le costó al Real Oviedo pero comenzó a acercarse a la meta local, cada vez con más peligro. La primera llegada, en jugada de Saúl, Mossa y Aarón, terminó en córner. Con el conjunto oviedista dominando el encuentro, aumentando la posesión y el control del partido, llegó la jugada en la que el colegiado Pulido Santana expulsó, con roja directa, a Rocha por una acción en campo propio del Cádiz, que recibió un castigo más que excesivo. A partir de entonces, y condicionados con un hombre menos, el Real Oviedo se empleó el doble hasta el descanso.
Ya en la segunda mitad, y en una falta lateral colgada por Saúl Berjón, llegaba el gol de Linares, de cabeza, poniendo el cero a uno en el marcador. Anquela introdujo cambios para refrescar al equipo del esfuerzo, pero el Cádiz comenzó a aumentar la llegada con el paso de los minutos y a medida que la entrega pasaba factura a los oviedistas. Tras una acción en la que el Real Oviedo tuvo el cero a dos, con un remate de Christian Fernández, solo en el área, que de cabeza envió fuera, llegó el empate del Cádiz. Y poco después el segundo y definitivo gol de los locales. El conjunto oviedista no pudo defender su ventaja y se marchó de vacío de Carranza, en un partido condicionado por la injusta decisión arbitral de la expulsión de David Rocha.
