Tras una victoria en el Carlos Belmonte, el equipo de Javi Rozada quería un triunfo en el Carlos Tartiere. El primero de la temporada. Uno que hiciera volver a disfrutar a la desilusionada afición oviedista en el inicio de campaña, y le diera aún más aire al equipo para seguir remontando el vuelto y pisando fuerte en el camino marcado por las jornadas anteriores. Y lo consiguió.
Alfredo Ortuño, de regreso, adelantó a los oviedistas a los siete minutos de partido. La asistencia fue de un Marco Sangalli en gran estado de forma, que había advertido ya con anterioridad en el primer acercamiento carbayón a la meta catalana. Precisamente de las botas del extremo vasco, asociado en esta ocasión con Saúl Berjón, llegó un buen remate del capitán en el área que despejó la defensa a córner. Con el partido controlado y el marcador a favor, llegó la expulsión de Granell cuando había transcurrido poco más de un cuarto de hora de partido. Con uno menos el Girona se reajustó, pero el dominio y el peligro siguió siendo oviedista. Precisamente de las botas del pichichi oviedista, tras un gran robo de Saúl, salió el segundo gol. De nuevo asistencia de Sangalli. Dos a cero en el marcador, pero antes de llegar al descanso, gol de Stuani que le daba aire al Girona de cara a la segunda mitad.
Y con el marcador más ajustado, tras la reanudación, el Real Oviedo continuó buscando ampliar la ventaja en el marcador. Una buena jugada entre Mossa y Saúl, terminó en el centro del capitán al área, para que Borja Sánchez transformara con gran calidad el tres a uno. Entraron Joselu y Bárcenas desde el banquillo, y aún le quedaba tela que cortar al partido. Recortó de nuevo distancias el Girona, obra de Marc Gual, poniendo el 3-2. Y el equipo de Javi Rozada, de nuevo, no se resintió. El cuatro a dos definitivo llegó de botas del extremo panameño, que puso el broche de oro al marcador y a la victoria oviedista. La primera de la temporada en el Carlos Tartiere.