Este sábado se cumplen 100 años desde que se proclamase campeón de Asturias el Real Stadium Club Ovetense, entidad fundadora del Real Oviedo en el año 1926.
Hasta la creación de la Federación Asturiana de Fútbol en diciembre de 1915 no se abrió la puerta para que en nuestra región hubiese fútbol de competición oficial. El juego balompédico que había aparecido a comienzos de siglo como una extraña actividad deportiva venida del extranjero se había popularizado con gran rapidez, lo cual supuso la aparición de numerosos equipos que no pasaban de disputar encuentros amistosos entre sí, al no existir un ente federativo capaz de organizar una competición regulada formalmente, como sucedía en otros lugares.
La creación del Campeonato de Asturias posibilitó que el vencedor se ganase el derecho a participar, junto con el resto de ganadores en otros territorios, en la única competición de ámbito nacional existente entonces, la Copa del Rey (Alfonso XIII) considerada de modo oficial Campeonato de España.
Los comienzos estuvieron plagados de problemas, lo que motivó que las primeras tres temporadas no fuese posible celebrar un Campeonato de Asturias de primera categoría en plenitud. El primero que se puede considerar como tal es el correspondiente a la temporada 1919-20, pues tuvo cinco equipos participantes que se enfrentaron todos contra todos a doble vuelta. Dos de ellos eran ovetenses: el Real Stadium Club Ovetense y el Club Deportivo de Oviedo, este último surgido de una escisión del primero.
La pronta desintegración del equipo que parecía llamado a ostentar la representación futbolística de la capital del Principado cuando se creó la Federación (el Deportivo Ovetense, conocido como la Sportiva) hizo que el Stadium tomase su testigo; se convirtió en el equipo de Oviedo por antonomasia.
Esa edición del Campeonato de Asturias, de la temporada 2019-20, y las siguientes, fueron dominadas por el Sporting de Gijón, sin que los equipos ovetenses pudiesen hacerle sombra más allá de conseguir derrotarle en algún partido; sobre todo el Stadium, el único capaz de vencerle en El Molinón.
Con la rivalidad regional centrada en las disputas entre el Stadium y el Sporting como máximos representantes futbolísticos de Oviedo y Gijón, la temporada 1922-23 terminó con ambos equipos igualados a puntos en el primer puesto de la clasificación, lo que motivó la disputa de un encuentro de desempate en Madrid para determinar quién se proclamaba campeón y accedía a jugar la Copa. Sin opciones para seguir el partido que tenía lugar en el campo madrileño de O’Donnell, en Oviedo se esperaba con nerviosismo a pie de calle, desde diversos lugares del centro, la escasa información que llegaba por vía telefónica. Si bien al final hubo decepción, pues las noticias fueron malas (el Sporting había vencido por tres goles a uno y revalidaba el título), haber forzado un desempate suponía un hito que confirmaba la notable evolución de los stadiumistas.
Tras irse de nuevo para la villa de Jovellanos el título en la siguiente campaña, ya en el campeonato 1924-25 el equipo ovetense se plantó en la última jornada liderando la tabla clasificatoria, aventajando en dos puntos al Sporting (15 y 13 respectivamente). El calendario quiso que el campeonato se cerrase con los sportinguistas rindiendo visita en la capital de Asturias al Real Stadium. A este le bastaba un empate para alzarse con el título.
La semana previa al decisivo choque, previsto para el 25 de enero de 1925 a las tres de la tarde, se vivió una expectación desconocida hasta entonces en Asturias. Nunca un partido de fútbol había generado la organización de tantos viajes a Oviedo desde diversos puntos de la provincia. En Gijón se programaron trenes especiales con salida a las 12:40 horas y con el regreso previsto para las 18:15. Buscando tranquilidad, el Stadium preparó el partido reunido en una finca a las afueras de la ciudad.
Llegado el día, Oviedo se vio ocupado por aficionados llegados en tren y en automóvil desde los más diversos puntos de Asturias. Los hinchas se desplazaron hasta el estadio de Vetusta, ubicado en el barrio de Fozaneldi, que era el feudo del Stadium desde que había abandonado Llamaquique. El billetaje se acabó y se cifró en más de 8 000 el número de espectadores que abarrotaron el campo, con aproximadamente otros 2 000 circundando el recinto, en busca de lugares que permitiesen ver el interior por inverosímiles que fueran.
Cuando los equipos contendientes iniciaron la disputa del encuentro, en los palcos y tribunas estaba lo más selecto de la sociedad ovetense junto a distintas autoridades, entre las que se encontraba el general Zuvillaga, gobernador civil de Oviedo, que había ordenado que se tomasen diversas medidas de seguridad en previsión de que se produjesen incidentes entre los seguidores de ambos equipos, cosa que finalmente no ocurriría.
La alineación de los locales fue la habitual durante todo el campeonato; la formaban: Oscar; Mariscal, Trucha; Justo, Julio, Vigón; Montalbán, Antonio el Tiesu, Paladini, Barril y Servando. Por el Sporting de Gijón jugaron: Amadeo; Germán, Bolado; Bango, Menéndez, Corsino; Pachu, J. Argüelles, Morilla, Arcadio y M. Argüelles. El árbitro fue el colegiado cántabro Fermín Sánchez.
A los 13 minutos de partido se adelantó el Sporting merced a un gol de Morilla. Empató el Stadium con un gol de Trucha en el minuto 33. Con 1-1 se llegó al descanso. Barril hizo el 2-1 a los 5 minutos de la segunda parte y de nuevo Barril marcó gol, a falta de un cuarto de hora para la conclusión del partido, el cual finalizó con el resultado de 3-1. Con ese tanteo el Real Stadium se proclamaba campeón regional.
Fue la primera vez que un acontecimiento futbolístico paralizó la ciudad. Las celebraciones se desbordaron y los reconocimientos hacia quienes habían logrado la gesta se prolongaron durante varias jornadas.
Resulta curioso que en unos tiempos en los que se jugaba con cinco delanteros, lo que provocaba que se marcasen muchos más goles que ahora, el Stadium se caracterizó por encajar durante el campeonato muy pocos tantos (a la postre solo tres), lo cual fue la base para que se hiciese con el título de modo autoritario.
Como campeón de Asturias participó en el torneo de Copa. Unas semanas después —el 8 de marzo— debutó y venció por cero goles a uno al Español de Valladolid en tierras castellanas. El día 15 viajó a Vigo, donde perdió por dos a cero frente al Celta. Después cayó derrotado en un abarrotado Vetusta por tres a cuatro en la devolución de visita del conjunto vigués el 5 de abril y, ya sin nada en juego, concluyó su participación una semana más tarde empatando en Oviedo a dos goles, en el otro enfrentamiento contra el Español de Valladolid.
El Celta ganó sus cuatro encuentros y se clasificó para las semifinales del Campeonato de España. Solo el primer clasificado de esa liguilla obtenía el pase para la siguiente ronda. El Stadium finalizó en segundo lugar.
Ha pasado ya un siglo desde entonces; 100 años han transcurrido desde que un modesto equipo con camisetas de rayas verticales azules y amarillas, germen del futuro Real Oviedo, escribió un gran capítulo en la historia del fútbol de la capital del Principado.
La fotografía que ilustra este texto muestra una imagen del once del Real Stadium Club Ovetense en el estadio de Vetusta el día que se proclamó campeón de Asturias.
CONSEJO DE HISTORIA