El Carlos Tartiere vivió este viernes una tarde cargada de emoción y simbolismo. Santi Cazorla, leyenda del Real Oviedo, inauguró el palco que desde hoy llevará su nombre, en un acto lleno de sentimiento azul y reconocimiento a una trayectoria que trasciende el fútbol.
Acompañado por su familia y amigos, Cazorla estuvo arropado por la directiva del club y del Grupo Pachuca, con la presencia de Jesús Martínez, dueño del Club y máximo responsable del Grupo Pachuca; Martín Peláez, presidente del Real Oviedo; Armando Martínez, presidente del Pachuca; y Joe Aboumrad, en representación de Grupo Carso. También sus compañeros de equipo estuvieron presentes, testigos del cariño incondicional que la afición oviedista le brindó a su ídolo.
El destino, caprichoso y poético, tenía reservada una última sorpresa. En la segunda mitad del partido ante el Elche, Cazorla encontró la red desde los once metros, celebrando su gol con la misma pasión con la que siempre defiende el escudo carbayón. Un regalo para la afición, una respuesta al amor recibido, una de esas historias que solo el fútbol puede escribir.
La comunión entre Santi Cazorla y el oviedismo tuvo, una vez más, su capítulo especial. Desde hoy, su nombre quedará grabado en un rincón privilegiado del Tartiere, como ya lo está en el corazón de todos los carbayones, llenando de magia y luz el feudo oviedista.