Hoy, 29 de mayo, se cumplen veinticinco años del partido de ida de la promoción de ascenso a Primera División que enfrentó a Real Oviedo y Mallorca en el antiguo Carlos Tartiere. Dicho encuentro finalizó con victoria del conjunto azul por dos goles a uno, resultado que le allanaría el camino a la máxima categoría, logro que una semana después certificaría con el empate a cero conseguido en el estadio Luis Sitjar, de Palma de Mallorca.
El encuentro disputado en la capital asturiana no estuvo exento de polémica y tensión, como es lógico en uno de tanta importancia. Después de una primera parte muy igualada, el centrocampista Juliá puso en ventaja a los locales con un disparo que previamente se estrelló en el travesaño. Poco duraría la alegría ya que los mallorquines igualaron con un gol de García Cortés desde el punto de penalti. Todo parecía indicar que el partido finalizaría con empate en el marcador, pero cuando ya se jugaba el tiempo de descuento, el delantero Carlos superó en su salida al portero visitante Ezaki Badou y cabeceó el balón al fondo de la portería. Ese 2-1 llevó la euforia a los aficionados oviedistas, que abarrotaban las gradas del vetusto estadio azul.
Por aquella época, el Real Oviedo estaba dirigido por Vicente Miera, que vivía una segunda etapa en el banquillo azul después de su exitoso paso anterior, cuando en la temporada 1974/75 logró el ascenso a Primera División. 13 años después volvía a conseguir ese hito.
En aquel partido de ida Miera presentó el siguiente once titular: Zubeldia; Murúa, Luis Manuel, Sañudo, Vili (Bango); Blanco (José), Tomas, Berto, Juliá; Hicks y Carlos.
