Desde el 2017 no jugaba el Real Oviedo en el Carlos Tartiere. Un mes natural, que terminaba hoy con un partido que comenzó raro sobre el terreno de juego, como si el conjunto oviedista extrañara jugar en su feudo, pero que finalmente volvió a ser una demostración de fe y de equipo que nunca se da por vencido.
Comenzó el encuentro con tres cambios obligados en el once por las sanciones, y con la parte izquierda de la defensa reconstruida con Verdés, Valentini y Varela. El Real Oviedo llegaba a la meta a rival a ráfagas, y René detenía los pocos acercamientos claros por parte oviedista. Las más claras fueron de Linares, que a punto estuvo de adelantarse en el marcador en dos ocasiones antes del descanso. El Almería tuvo posesión pero no llegó a crear peligro claro.
Así se alcanzó la segunda parte, en la que tras adelantarse el Almería en una contra, Anquela buscó reacción y el partido cambió con la entrada de Toché, y el retoque en el esquema. Llegaba de sus botas el gol del empate, tras una gran jugada entre Aarón, Saúl, y Linares rubricada por el ariete murciano, y el Tartiere empujaba a los suyos a por la remontada. Fue precisamente Toché quien se combinó con Saúl y Linares para que Berjón pusiera el dos a uno definitivo en el marcador. El Real Oviedo se defendió hasta el final, con varias contras que podían haber terminado con una ventaja mayor, y el Tartiere volvió a quedarse con los tres puntos. Una vez más, inquebrantable.
